Detectar lo que dispara tu ansiedad

Detectar lo que dispara tu ansiedad

Cómo detectar lo que dispara tu ansiedad

Tenemos una creencia firme y es que hemos venido a este mundo a disfrutar, conectados con nuestra auténtica esencia cumpliendo nuestro propósito de vida.
Si esto se da, la vida es fluida, fácil y delante de conflictos, somos capaces de gestionarlos aprendiendo de ellos.
El problema es que muchas personas viven desconectadas de su esencia, de su Ser y automáticamente se desconectan de sus emociones y de su cuerpo. Esto duele y ocasiona síntomas muy desagradables como ansiedad, ataques de pánico, miedos, crisis y enfermedades.

¿Cómo hemos llegado hasta este punto de desconexión?

En base a nuestra experiencia en consulta durante todos estos años, nos damos cuenta que ya en nuestra infancia hemos aprendido a modificar y no atender a nuestras necesidades reales.
No nos referimos tanto a las necesidades básicas de alimento, higiene, sueño…nos referimos a la necesidad de un apego seguro con nuestros padres o personas que nos criaron.
Existe un claro “ Vacío Emocional”.

Un niño desde su nacimiento necesita sentirse seguro, protegido, acogido con mucho amor.
Si no se genera ese vínculo seguro, va a sentir que su vida de algún modo está en peligro.
Recordad que los niños no gestionan sus emociones, sólo las sienten. Sus padres son todo su mundo.
Esta dinámica relacional de seguridad se rompe cuando los padres no están presentes. La presencia debe ser física y emocional. Todos necesitamos mimos, contacto, abrazos y sentirnos amados verdad?
Sentirse abandonado, rechazado, no visto o incluso maltratado genera un estrés increíble!
Y ya os digo que cada uno de nosotros tenemos algún niño herido dentro.

Hay muchos adultos que no tuvieron este vínculo seguro y eso ha hecho que se generaran unos patrones de comportamientos internos dañinos que además suelen ser proyectados hacia fuera afectando a nuestras relaciones personales y profesionales.

Lo que vimos y escuchamos en nuestra infancia, en nuestro entorno familiar y escolar tiene un fuerte impacto en nuestro presente.
La personalidad de una persona se desarrolla los primeros 7 años de vida aproximadamente.

Si a mí me dijeron en la infancia reiteradamente que era una niña mala por ser curiosa y romper cosas, lo más probable es que me convierta en una adulta impecable, perfecta y exigente para evitar a toda costa recibir críticas de nadie.
¿Qué he conseguido con esto? Negar una parte de mí, auténtica y pura porque me dijeron que era malo ser así. El niño cree que es mejor cambiar su actitud para no perder a sus padres y asegurarse el amor y el contacto con ellos.

Damos fe, tanto por nuestra experiencia personal y profesional, que hay muchos adultos que han sentido algún tipo de abandono y soledad en su infancia. Al iniciar su proceso terapéutico y de desarrollo personal se han dado cuenta del gran impacto y la repercusión que han generado estos hechos en sus vidas.

Los miedos y la ansiedad aparecen porque el cerebro tiene un mecanismo de supervivencia. La amígdala ( torre de control y vigilancia del cerebro) detecta un peligro o amenaza, real o no, y el cuerpo se prepara para luchar y defenderse o para salir corriendo.
Aquí es donde el Sistema Nervioso Autónomo se dispara y segrega una gran cantidad de hormonas del estrés, la adrenalina y el cortisol.

Os imagináis vivir en este estado de alerta constante donde tus niveles de estrés siempre están disparados y sientes miedo constante? Buff, es que realmente vivir viendo leones amenazantes por todos lados es agotador!!! o no?

Os pongo un ejemplo muy común:

Cuando Sandra tenía 4 años fue abandonada por su padre. Actualmente tiene 30 años y está en una relación de pareja desde hace 2 años. Aunque su relación de pareja es estable ella lo vive con mucho estrés. Hace esfuerzos inhóspitos para cuidar y complacer a su pareja, incluso abandonando sus propias necesidades para permanecer al lado de él el máximo tiempo posible.
Sandra, inconscientemente, está reviviendo el peligro que sintió cuando su padre la abandonó.
Este no es un hecho que esté sucediendo (aunque puede que la relación se rompa si esta dinámica continúa).
Cuando llegó a consulta y empezamos a mirar lo que estaba sucediendo no imaginaba que su rigidez muscular, insomnio, mareos y taquicardias tuvieran que ver con el abandono de su padre.

¿Cómo volver al equilibrio?

Debemos conocer nuestro mundo interno,debemos conocer todas nuestras partes para poder comprender cuáles son nuestras reacciones.
Debemos, en la mayoría de los casos, rebobinar la película (sin quedarnos enganchados en el pasado) hasta el punto del conflicto para darle el espacio que merece, darle visibilidad para poder pacificarlo.
Aceptarnos.
Darnos el permiso de ser quienes somos en realidad, con nuestras partes de luces y sombras. Todas ellas son esenciales en nuestra vida. Sólo hay que identificarlas y darles comprensión para poder liberarnos y sanarnos.

Todos esos síntomas que aparecen en tu cuerpo son toques de atención y oportunidades para llevar tu mirada hacia donde necesita atención.
Aprovecha lo que te está pasando, seguro es una oportunidad para volver a conectar los cables en el enchufe que corresponde.

¡¡Conéctate!!

Espero que estas palabras os ayuden a ampliar vuestra comprensión y os de motivación para mirar de la retina hacia dentro camino hacia vuestro hermoso corazón.

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